El calzado de seguridad es un elemento importante dentro de los equipos de protección individual de los trabajadores (EPIS). Sin embargo, no siempre recibe la atención que merece: es habitual que las empresas que proporcionan zapatos para trabajar a sus empleados elijan los modelos más económicos.
Aplastamientos, esguinces, heridas punzantes, caídas o lesiones que se producen a largo plazo, como la fascitis plantar, son algunas de las consecuencias de no utilizar un buen calzado laboral. Descubre su importancia en este artículo que todo departamento de prevención de riesgos laborales debería leer para tomar conciencia.
La relación entre calzado laboral y salud ocupacional
Los zapatos de trabajo de baja calidad pueden provocar todo tipo de lesiones y accidentes laborales. Desde un simple resbalón hasta fracturas e incluso amputaciones en los pies en los casos más extremos.
Las estadísticas muestran que los accidentes relacionados con los pies suponen un número importante de bajas laborales cada año. En España, uno de los últimos estudios al respecto muestra que más de 40.000 accidentes de trabajo al año han implicado algún daño en los pies, dedos y otras partes de las extremidades inferiores.
Es importante invertir en un calzado de trabajo de calidad que proteja eficazmente los pies del empleado, pues aporta beneficios para todos.
En otros países, algunos estudios indican que por cada unidad monetaria invertida en un buen calzado de seguridad se pueden ahorrar hasta 3 veces su valor en costos de accidentabilidad. Es un hecho indiscutible que apostar por la prevención a través de un equipamiento de protección adecuado es rentable.
Además, la ley exige que las empresas proporcionen calzado de protección certificado (normas ASTM F 2413 y la EN 20345) cuando los riesgos del trabajo así lo requieran. No cumplir con esta obligación puede acarrear sanciones económicas muy elevadas, tanto por parte de la administración como por posibles denuncias de trabajadores que han sufrido algún accidente.
Cómo el calzado adecuado previene lesiones en el trabajo
El calzado diseñado para trabajar está hecho para minimizar los riesgos y para resistir las duras condiciones de algunos entornos laborales.
Entre sus características encontramos:
- Puntera reforzada para proteger contra golpes y caída de objetos. Las punteras deben cumplir con normas que garantizan su resistencia ante impactos de hasta 200 J y compresiones hasta 15 kN.
- Suela antideslizante para evitar resbalones y caídas. El coeficiente de fricción de la suela debe ser adecuado para las superficies de trabajo y se debe mantener en el tiempo.
- Suela antiperforación. Protege la planta del pie de objetos punzantes como clavos o tornillos. Puede ser de acero, textil de alta resistencia o composite.
- Resistencia a productos químicos, aceites, hidrocarburos, ácidos u otros agentes.
- Protección dieléctrica. Existen varios tipos de protección: calzado conductor, calzado aislante o calzado antiestático.
- Impermeabilidad. La exposición a la humedad puede generar problemas en la piel como las infecciones por hongos.
- Comodidad para un uso prolongado gracias al uso de materiales transpirables y ligeros. Esto evita la fatiga prematura o lesiones por uso excesivo. Muchos modelos de calzado de seguridad son pesados, especialmente los más baratos.
Todas estas protecciones se implementan con el fin de reducir al máximo el riesgo de sufrir todo tipo de lesiones durante la jornada laboral. Y, por supuesto, es indispensable para cumplir con la normativa legal en prevención de riesgos laborales.
La prevención de enfermedades laborales a través de un calzado apropiado
Además de prevenir accidentes, el uso de un calzado de trabajo apropiado también es clave para evitar enfermedades laborales y problemas físicos en los pies o piernas. Algunos de estos problemas pueden ser serios y derivar en bajas laborales de varios meses para el trabajador.
Un calzado cómodo y ergonómico reduce mucho el riesgo de afecciones como juanetes, callos, tendinitis o fascitis plantar. Algunas de ellas requieren cirugía, por lo que son problemas serios que pueden evitarse. Además, una buena transpiración previene malos olores y la aparición de hongos o infecciones.
También es importante que el zapato se adapte a la anatomía del pie, proporcionando una correcta sujeción y con un contrafuerte adecuado. Un mal soporte o sujeción irregular puede provocar desde rozaduras hasta deformidades permanentes. La elección de la talla adecuada es clave en este aspecto.
Los materiales también juegan un papel fundamental. Los sintéticos transpirables y las plantillas antibacterianas previenen el exceso de sudoración y sus consecuencias. Además, los materiales más ligeros reducen la fatiga muscular y mejoran la agilidad y libertad de movimiento del trabajador.
En trabajos donde se está mucho tiempo de pie o caminando es fundamental elegir un calzado ligero, transpirable y que absorba bien los impactos.
En definitiva, no se puede descuidar la importancia del calzado, sin importar el sector. El calzado de trabajo Feliz Caminar, que sirve tanto para los hombres como para las mujeres, es una inversión rentable que beneficia tanto a los trabajadores como a las empresas.